miércoles, 10 de diciembre de 2014

Visconti


Tarot de Visconti - Sforza




Dentro de los Tarot clásicos (llamamos “clásicos” a todos los mazos previos a la baraja Rider-Waite) uno de los que más destaca tanto por su valor histórico como artístico, sin duda alguna es el Tarocchi dei Visconti.

Este mazo fue encargado al artista Bonifacio Bembo, por el duque de Milán Franceso Sforza, aproximadamente hacia el año 1450 como homenaje a la unión de las Casas nobles de Visconti Sforza.

La baraja fue muy influyente para los juegos de cartas posteriores y es el que establece el esquema del Tarot como lo conocemos hoy en día, con 78 cartas.

El mazo original (repartido actualmente en su totalidad, entre diferentes colecciones privadas, bibliotecas y museos del mundo) es uno de los más completos que se conservan a pesar de su antigüedad. Se sabe que originalmente constaba de 78 cartas de las cuales sobrevivieron 76. Lamentablemente se han perdido 2 “triunfos” (como originalmente se llamaban a los “arcanos mayores”)El Diablo y La Torre; y 2 de los “arcanos menores”: el 3 de Espadas y el Caballero de Oros.

La reconstrucción de estos arcanos perdidos se hizo en base a otros mazos italianos de la época que incluían los mismos arquetipos, como la baraja “Visconti di Modrone” (la famosa hoja de Cary-Yale) o la baraja de Brambilla. Por este motivo, dependiendo del autor de la edición, en los mazos comerciales encontraremos diferencias, especialmente cuando nos referimos a El Diablo La Torre.


La baraja es estéticamente muy lograda y de una calidad elevada. Mientras que el dorso es sobrio, aunque elegante, el frente sobre el que se inscriben las imágenes está cuidadosamente trabajado en sobre relieve y destaca por un particular fondo en tono dorado, con detalles arabescos impresos en patrones geométricos. 


Las fotografías no hacen mérito real a la belleza de cada carta, que parece pintada a mano. Este barroquismo (propio del arte renacentista) debe ser tenido en cuenta por el tarotista a la hora de elegir este mazo, ya que a veces la extravagancia visual puede jugar en contra cuando leemos.

Es un Tarot no tan rico en símbolos (en comparación con otras barajas) como “poderoso” visualmente. Podría decir que, dejando de lado la riqueza artística, la iconografía es bastante sencilla, básica y fácil de entender. Lo que lo hace destacar es su estilo. A mí me recuerda mucho a las imágenes de las iglesias bizantinas ortodoxas, con detalles en colores muy fuertes y ese destello dorado que sobresale en todo. 

Tiene mucho contenido alegórico al cristianismo (lógico, teniendo en cuenta el contexto histórico y cultural) por lo que considero es ideal para los tarotistas “creyentes” o que no se conectan muy bien con otros Tarot de estilos más “paganos”.

Los arcanos menores merecen un punto aparte. Si a veces resulta difícil distinguir cada uno en las barajas de estilo marsellés, en este mazo es aún peor. 

Si bien en los menores del 1 al 10 el fondo dorado se reemplazó por blanco y solo hay detalles en dorado, el diseño general (sobre todo en Espadas y Bastos) es muy imbricado y se hace especialmente incómodo para la vista.

En resumen, un mazo ideal para coleccionistas de Tarot y amantes del arte, pero que recomiendo examinarlo un poco antes si lo que queremos es utilizarlo con fines oraculares.


 Gentileza: Fabián Paredes




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